viernes, 20 de septiembre de 2019

SOLENTINAME: Lo que ves, desde cualquier ángulo, está cuajado de paz, de luz y armonía.


SOLENTINAME
“Nombre hermoso”




Cuando se empieza a viajar, 
dentro o fuera de Costa Rica, 
lo más difícil es detenerse.

Los pies te hormiguean, la mente vuela 
y un cúmulo de animalillos internos, que vibran 
haciéndote sentir extraña, te avisan que ya han pasado 
algunas semanas sin salir de caminata. 

Esta vez nos enrumbamos hacia la frontera norte, tomando la ruta 
San Ramón-Los Chiles, cantón número 14 de la provincia de Alajuela. Después de pasar el puesto fronterizo "Las Tablillas", ahí mismo, en Los Chiles (que por cierto, fue inaugurado hace poco, en mayo de 2015) nos embarcamos para surcar las tranquilas aguas del Río San Juan. Nuestra primera escala sería en
 "El Castillo", un municipio del departamento de Río San Juan, en la República de Nicaragua.





El Río San Juan es verdaderamente 

impresionante. 

 En otras ocasiones lo había surcado 

y siempre me sorprende.

Vista Del Río San Juan desde
"El Castillo de la Inmaculada Concepción"
Tomamos rumbo al este, 
hacia este pequeño pueblo con una gran historia.

 En algún momento, allá por el siglo XVII, fue el punto específico 

desde donde se resguardaba la Ciudad de Granada del ataque
de los corsarios y piratas, 
principalmente ingleses, que deseaban atacar la ciudad y hacerse de las 
riquezas que en ella se almacenaban.

El pueblo se encuentra a orillas del Río San Juan, 
a la altura de los “Rápidos del Diablo”. Estos rápidos se forman por la gran cantidad de rocas que se encuentran en su cauce, siendo de difícil tránsito para las embarcaciones. 

El Raudal del Diablo a la isquierda
Resulta que, por la gran amenaza que estos bandidos náuticos representaban, la corona española, allá por el año de 1675, construyó una fortaleza para evitar que pudieran atacar la ciudad de Granada. Ingresaban subiendo desde Océano Atlántico por  el Río San Juan, atravesando luego el Lago Cocibolca o Gran Lago de Nicaragua y accediendo a la ciudad, la cual, por aquellos años, era el lugar donde se llegaban los cargamentos de materiales, preciosos para la época, y muy apetecidos por estos delincuentes marinos. 

"Castillo de la Inmaculada Concepción"

Entre el 29 de julio y el 3 de agosto de 1762 
este pequeño poblado fue 
 sitiado por los ingleses, y gracias a la
  valentía de la hija del comandante del fuerte  
 que los enfrentó, es que la fortaleza se salvó del ataque. 
Su padre había muerto unos días antes por lo que ella decide hacerles frente.


Rafaela de Herrera y Torreynosa, de escasos 20 años, 

una criolla española y

considerada como Heroína Nacional de Nicaragua, 

hija de don 

Pedro Herrera, comandante del fuerte, fue criada, desde 

muy niña, en el cuartel 

o “Castillo de la Inmaculada Concepción”, 

y para evitar que la niña se aburriera en tan curioso lugar, 

la entrenó en las artes bélicas,

 enseñándole todo lo que debería saber 

sobre euso del armamento militar que tenían en la fortaleza. 





Es por esto, y no por casualidad, que esta joven 

tuvo el coraje para hacerle 

frente a los muy sofisticados navíos ingleses, 

ganándoles la batalla. 

Cuenta la leyenda que, en un arranque de valentía, 

la muchacha llamó a los 

soldados y les dijo con voz fuerte y decidida:

“- Los cobardes que se 

vayan, los valientes se quedan conmigo hasta la muerte.”

(O algo por el estilo)





El pueblo en sí es pequeño, bonito, con casitas chiquitas a orillas del río y con una vista eterna de las aguas pacíficas del San Juan. A excepción, por supuesto, del “Raudal del Diablo”, ahí la furia de sus aguas es constante. 
Su gente es amable y trabajadora y la comida 
deliciosa. 








 






Al día siguiente, 
devolviéndonos sobre la estela que dejamos el día anterior, 
subimos hacia el noroeste, rumbo a 
San Carlos de Nicaragua. 




La ciudad está ubicada a unos 290 kilómetros 
al sureste de ManaguaJusto donde termina el Lago de Nicaragua
y comienza el río San Juan.



Saliendo del muelle nos encontramos con  el  parque frente al lago 
El municipio de San Carlos, se podría decir, 

 es donde el Río San Juan nace

Fue descubierto en 1529 a raíz de la búsqueda, por parte de los conquistadores españoles, de una ruta que conectara los dos océanos. 



La ciudad fue fundada en 1526 como Nueva Jaén, abandonada durante

 varias décadas y vuelta fundar, ya como San Carlos, 

durante el siglo XVII

 Es un pueblo golpeado por lpobreza, que desea, fervientemente, 
salir adelante con la ayuda de sus pobladores 
y de los turistas que llegan a comprar sus productos. 


La colaboración del gobierno es poca, pero ellos no se echan para atrás y están haciendo lo posible por cambiar esta situación. 
Los últimos acontecimientos de protestas en nuestro vecino del norte les trajo muchos inconvenientes, pero ahora la situación está cambiando, 
hay paz y ganas de salir avante. 


El final ( ¿o inicio? ) del San Juan, al frente el gran Lago de Nicaragua

Aquí nos quedamos lo suficiente para almorzar, 
conocer los alrededores, hablar con algunos cuantos pueblerinos 
y tomar de nuevo la embarcación que 
nos llevaría a nuestro destino final: 

EL ARCHIPIÉLAGO DE SOLENTINAME”
(Qué bonito nombre, ¡verdad!)

Una gran cantidad de islas se ven en el camino
Solentiname es un nombre de origen náhuatl, “Celentinametl “, y 

significa “lugar de muchos huéspedes” 

o “lugar de hospedaje”. 

Este archipiélago es un conjunto de 36 islas 
e islotes ubicado en el extremo sureste del 
Lago Cocibolca o Gran Lago de Nicaragua,
 a unos 20 Km al oeste de la ciudad de San Carlos
 y con un área de 40.2 Km cuadrados.


¿Ustedes conocían que el Lago de Nicaragua 
se llamaba “Cocibolca”?.

  Pues yo no y me impresionó sobremanera 
la belleza de estos nombres 
ancestrales tan musicales y llenos de color. 
Cocibolca, 
voz náhuatl que 
quiere decir varias cosas, 
según la recopilación 
que hizo el científico nicaragüense Jaime Incer Barquero. 

Cocibolca como 
“lugar donde se destruyen los camaroncitos”
“Lugar de la Gran Serpiente” y también 
“Lugar de los árboles de zapote” 
y por último 
Lugar donde está el más grande de los (lagos) gemelos. 

Los españoles lo llamaron «Mar Dulce» y fue descubierto por el conquistador español Gil González Dávila. A este señor, el lago le pareció   no tener fin y cuando vio a su caballo beber su agua, comprendió que ésta no era salada.




Es el más grande en América Central, el noveno más grande
Contiene más de cuatrocientas isletas y 8.200 Km2.

Pero, volvamos a Solentiname.

Por mi parte, nunca había oído hablar de estas islas
"El archipiélago de Solentiname"

¿Qué era eso? 

El nombre  me 
impresionó hermoso, musical, pegajoso y 
como lleno de una frescura o dulzura
 que no sabía cómo asimilar.

¡Solentiname….Solentiname!





Fue declarada área protegida, 

bajo la categoría de Monumento Nacional 

bajo el Decreto No. 527 y por resolución No. 6699 del MARENA 

(Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales) por ser valorado con alta 

riqueza natural, cultural e histórica

Además, este archipiélago es un gran 

humedal donde se encuentran grandes poblaciones de aves,

 reptiles como el lagarto y el cuajipal, iguanas y tortugas, 

mamíferos, como el cusuco, venados cola blanca 

y una pequeña colonia de monos —peces, insectos, 

así como numerosas especies de plantas.


Los atardeceres aquí son de una belleza paralizante.



En sus aguas se encuentran tiburones de agua dulce 

y durante mucho tiempo 
se pensó que esta especie era endémica del lago, 
sin embargo, se han 
encontrado en el Río San juan y otros lugares. 
También habitan el lago 
el pez  sierra y sábalo real.

"...El archipiélago Solentiname fue el solar de

 una cultura precolombina
 de la que aún pueden observarse
una gran cantidad de petroglifos, con 

figuras de pájaros, monos o personas. 

Fue un sitio sagrado dedicado al 

culto del agua, del fuego y a los difuntos.

Se cree que los pobladores de 

Solentiname eran aborígenes de Nicaragua 

que migraron hacia regiones 

centrales y orientales del país 

cuando éste fue colonizado por pueblos 

procedentes del norte (chorotegas primeros y nicaraos después). 

Estos pobladores poseían una gran tradición artesanal, 

en sus tumbas se encontraron  vasijas de barro decorado

 y los metates de piedra con figuras de animales."





En la Actualidad, los pobladores de las pocas islas habitadas 

se dedican, principalmente, a la agricultura, a la pesca artesanal, 
a la pintura primitivista y a la artesanía de madera de balsa
pues este árbol crece en todos los rincones de las islas y es muy común en las orillas del San Juan. 
Su madera es suave y tan maleable y liviana 
que fue la materia prima de las hermosas figuras de animales, 
intensamente coloreadas 
que han caracterizado a sus habitantes.

En este viaje visitamos dos grandes islas. 

La Isla de San Fernando, donde pernoctamos 

y desde donde pudimos 

contemplar, 

en los días claros, 

cinco volcanes de Costa Rica: 

Arenal, Tenorio, Miravalles, Rincón de la Vieja

 y Orosí.



Ahí se ven el Volcán Miravalles y el Rincón de la Vieja


 Mancarrón es la más grande y  poblada de las 36 islas de 

Solentiname. 

En ambas existen grupos organizados de 

artesanos que venden su trabajo para sobrevivir. 

Precisamente, fue el sacerdote y poeta, Ernesto Cardenal,

 el que descubrió la pintura primitivista que hacían los campesinos de las islas y alentó la creación artística en los pobladores


La cruz fue un diseño del propio Cardenal 

En 1965 él compró Mancarrón a Julio Centeno y para los lugareños fue de gran alegría saber que un sacerdote se iba a ir a vivir a la isla, donde un cura quizás llegaba una o dos veces al año.  A partir del arribo del poeta, poco a poco, los "solentinameños" se  convirtieron en una comunidad contemplativa donde se leía poesía, se comentaban los evangelios y se aclaraban otros temas que nunca antes habían tenido la oportunidad de conocer y compartir. 


La iglesia de Mancarrón




Había mucho analfabetismo y los niños nunca terminaban el año escolar. La presencia del sacerdote fue un gran estímulo para estos lugareños. 
Así fue cómo se produjo una revolución cultural en el olvidado 
archipiélago de Solentiname. 
A la isla llegaron muchas personalidades para conocer 
esta particular comunidad. 


 Intelectuales del momento e incluso el escritor argentino, Julio Cortázar, en una visita a Costa Rica invitado por el Colegio de Costa Rica en 1976 para dictar unas conferencias, se trasladó a Mancarrón, clandestinamente, invitado por Sergio Ramírez Mercado y Ernesto Cardenal, con el propósito de que pusiera su nombre, prestigio y solidaridad al servicio de 
la lucha contra Somoza. 

La pequeña escuela de San Fernando


La unión que se gestó en los habitantes de las islas 
alrededor de la figura del 
poeta- sacerdote 
fue con la esperanza de un mundo mejor.

En la actualidad, ya Ernesto Cardenal no vive en la isla y los sueños volaron, quedando la simiente de un pueblo lleno de arte que vende su trabajo a nivel nacional como internacional y que vive con grandes dificultades. El apoyo del gobierno es mínimo y su lucha es diaria por salir adelante. 


Antes y también ahora, la vida ha sido dura en las islas. 
Hace unos años el gobierno les ayudó a crear la infraestructura para atender al turismo local e internacional. Se dotó de energía solar, 60% financiada por el gobierno, se hicieron muelles, se capacitó a su gente para iniciar un desarrollo turístico, pero, como mucho de lo que sucede en nuestra América Latina, no se les dio seguimiento y sabemos que lo que se deja a la deriva, cae en decadencia. 

En estos momentos, la población está haciendo un gran esfuerzo para salir adelante ofreciendo viajes turísticos a las islas y rescatando la infraestructura construida.

Solentiname es hermoso, lleno de naturaleza, 
paisajes impresionantes, la gente es amable y los pequeños albergues ofrecen las comodidades básicas para pasar 
una hermosa y tranquila temporada. 

Es un lugar de contemplación. 
La bulla de otros lugares no los ha tocado todavía. 


Lo que ves, desde cualquier ángulo, está cuajado de paz, de luz y armonía.

Es el lugar idóneo para descansar, escribir 
y llenarse la mente y el alma de imágenes inigualables.

Fui y todavía las fotografías que captó mi cerebro siguen incorruptibles.
 Las que hice con mi cámara ahora son de ustedes. 
Ojalá puedan, como yo, visitar este paraíso 
en el hermoso Lago Cocibolca.



Hasta mi próximo andar.



Ana Álvarez Rojas
Septiembre, 2019