domingo, 9 de octubre de 2022

No se puede olvidar...

 

No se puede olvidar,

no se puede ignorar,

debe estar presente siempre.

Para las que ya no están , para las que sobrevivieron. 

NI UNA MÁS

 

            “Quién le cree a una mujer violada”

 

Quién la ayuda, quién la abraza.

Quién se acerca a ella,

Ultrajada,

maltratada,

violentada.

 

Quién detiene su andar y da vuelta 

para caminar con ella.

 

Quién acompaña sus noches,

sus pesadillas,

sus insomnios,

Sus profundas tristezas.

 

Quién la abraza con compasión,

la contiene en su cuerpo

la rodea con sus brazos amorosos

 y le dice “Te entiendo” sin decir palabra.

 

Quién borra sus visiones repugnantes,

sus miedos,

el horror

en su mente lesionada.

 

Quién desaparece el aliento fétido

tan cerca de su boca,

las huellas de esas manos en sus manos

que la hace aspirar y respirar y volver a aspirar

 para eliminar ese rastro de dolor y miedo de su piel.

 

Quién la acompaña.

 

Quién le borra cicatrices diminutas

esparcidas en su piel.

Quién detiene las imágenes

que no se desgastan

que aparecen cuando está sentada,

parada,

acostada

haciendo el amor,

corriendo perseguida por el dolor.

 

Quién la escucha contar

lo que no se atreve,

lo que no debe,

lo que la ataca por la espalda cuando está haciendo

sus compras,

rezando,

dando de comer a su niño,

perdiendo el hilo,

dejando su mirada fija en algo que no reconoce,

o en su soledad,

que es la más profunda,

en la que se pierde por instantes.

 

Quién la escucha una y otra vez y otra más

sin que una sola palabra

salga de su boca

Quién la ayuda sin juzgarla.

Con quién está ella ahora.

 

Ana Álvarez Rojas

 9-10-22

Algunos dibujos de “La Mar”...



Algunas fotos, dibujos  de

                       “La Mar”                        

Y un

poemita hecho

De sal






  Son las manitas de La Mar 

Las que juegan

en la arena.

Son las manitas

de La Mar  

Las que en noches

sin luna, 

(aquelarre de estrellas) 

Nos inventan escenas 

Que solo, 

Solo entienden

las sirenas. 

























A propósito de un viaje a Sierpe

Costa Rica  

Ana Álvarez R.

15 de septiembre del 2015


sábado, 9 de mayo de 2020

La Montaña: verde, húmeda, astuta, te enmaraña.....




LA MONTAÑA



El bosque es agua,
verde,
suave,
húmedo.
Te lanza con gentileza
desde el encierro que hemos hecho
a nuestra mal imagen y semejanza  
y te recoge amorosamente
con sus arbóreos brazos.









Te lleva al cielo y te da esperanza.

La montaña es astuta,
te enmaraña,
te atrapa entre sus redes-raíces vivas-,
te enseña 
cómo tiene que ser el mundo;
no el que hemos creado, 
defectuoso,
Sino el mundo de sus entrañas.










Nos da con sus verdes manos-hojas
el oxígeno que quema nuestros
ya no tan sabios alveolos…nuestros frágiles árboles de vida.






En lo profundo de su seno podés
dormir,  soñar,
cantar,
abrazar,
besar.
Hacer el amor,
llorar,
gritar,
Mirar a los ojos.
Amar.
Nos da paz… alienta la vida



Las fotos fueron tomadas por ´mágicos y sensibles  compañeros y compañeras que, como yo, aman la inigualable sensación de estar montaña adentro. A ellos mi eterno agradecimiento.
El texto es mío.

Ana Álvarez Rojas
Mayo, 2020



jueves, 5 de marzo de 2020

HOY ME DUELE TODO...



Hoy me duele todo.
Me duele el alma que se oculta por horas y horas y
que no deseo que regrese.

Me duele la piel que añora
la piel ausente,
la vibración,
el calor,
la fatiga,
la sedosidad,
y el único sudor que aguanto
cerca de mi cuerpo.

Me duelen las cosas triviales.

Me duele la cara cuando pongo
en ella la crema
que, noche a noche,
limpia el deterioro del día.
Alzar el vaso de vino que acompaña el insomnio,
La fotografía que acaricia el recuerdo
de una invención ridícula.

Me duele la noche a oscuras por las luces apagadas.
Las manos que buscan
la piel que espera.
El aliento pegado a mi aliento
que me ahoga
pero que busco
desesperadamente.

Me duele ese olor tan fuerte, tan ingrato
que se ha quedado,
reposado,
en el interior de mi piel,
debajo,
más allá de la superficie,
en lo no tan profundo,
en ese espacio en que lo siento
lacerante,
incómodo,
pero que no lo puedo
extraer,
borrar,
eliminar,
aniquilar.

Me duele el color de esa voz
anidada en el tímpano
y que escucho cuando, de repente,
me quedo sin pensamientos torpes,
vagos,
cadenciosos,
infiltrados desde no sé  qué destinos alternos.

Me duele lo interno y lo externo.

Pero no me duele la soledad.

Me duele  la ausencia.


Ana Álvarez Rojas
5 de marzo del 2020



viernes, 20 de septiembre de 2019

"Y yo te pregunto..."



Me los encontré sin querer, 
no sé cuándo se escribieron;
 parece que hace siglos.


Foto: Dabid Argindar

Vení conmigo,
acompañame
y te guiaré por mi laberinto
de emociones contenidas,
solapadas.
Vení y te explicaré mis días,
te contaré mis sueños,
te revelaré mis secretos
más traviesos.
Pero tendrás que venir...
Ahora que estoy abierta a la vida.





Foto: Internet
Y yo te pregunto,
¿Cómo  hacés para que
esta encanecida
furia moribunda
de repente despierte
con fuertes golpes de pecho,
con ahogos contenidos,
con la sensación de congoja
que se aloja en mi garganta y
baja hacia mi vientre cuando
te sabe cerca de mi sexo?






Ana Álvarez Rojas
9-2019