La foto...es mía |
Cuando se me oscurece el día desde que
amanezco
mi corazón se estruja,
Me entra un hielo en los órganos vitales,
los ojos se me cierran y empiezo a pensar
que el universo se medio confabula
con lo profundo de los mares
para provocar esto
que me deja taciturna,
apagada, incorpórea, desacelerada.
No logro arrancar,
iniciarme en el
movimiento
que me llevaría de aquí hasta allá
o devolverme
a levantar recuerdos,
detenerme a voluntad
para rumiar imágenes y
retocarlas,
quizás aclararlas
o talvés borrarlas.
Solo me quedo aquí, sentada o acostada,
viendo pasar
las cosas a mi alrededor.
Escuchando el ir y venir de los ruidos
exteriores.
No me escucho por dentro
como casi siempre lo hago.
Esperaré a que alguien me llame,
o me pellizque
O me de un empujón.
Talvés así logre encontrarme.
Voy a dejar que pase el día y la noche y el
amanecer
con luna que veré desde la ventana de
mi cuarto.
Por ahí se cuela siempre que está medio llena
o medio vacía. Depende.
Mejor hago eso.
Mientras tanto seguiré en lo mio...
Lo bueno de esto es que
cada segundo estoy más cerca del otro día
en el que quizás amanezca clara,
alejada de lo oscuro, cercana a la luz.
Ana Álvarez R.
7-4-2015
Es tan bonito tener tantas sentimientos, tantas emociones! Por que al fin y al cabo que es estar vivo?
ResponderEliminarDe eso se trata José, gracias
EliminarUn poema hermoso, conmovedor, con un mañana prometedor.
ResponderEliminarCarmen, si, todo mañana debe ser visto muy claro, positivo, con esperanza. Gracias por pasar
EliminarCielo, así es la vida...ha veces da pánico desprenderse de uno mismo y hay que abrir ventanas... la diferencia es que al darle belleza a tus palabras esos momentos que necesitan empujón se subliman...
ResponderEliminarEso es más o menos. ... Gracias por tus palabras Juan Francisco. Un abrazo
Eliminar¨...o devolverme
ResponderEliminara levantar recuerdos,
detenerme a voluntad
para rumiar imágenes y retocarlas,¨ Esto me encanta!!! Hermosísimo!!
Que dicha que te gustó, gracias .
EliminarPrecioso...
ResponderEliminarGracias por pasar y leer Jorge, saludos
EliminarPrecioso! Después de la oscura noche viene el radiante sol!
ResponderEliminarExactamente, Franklin, Un placer pasear con vos y tener tantas imágenes para recrear el anochecer
EliminarAna! Será posible q tus palabras justo ahora, son un gran empuje q necesitaba para mi.!! Bendiciones!
ResponderEliminarEugenia, que lindo lo queme dís, y que dicha que te doy ese empujón, Adelante hermana.
EliminarMe encanta, el ser en ocasiones juega con muestro espiritud
ResponderEliminarEl espíritu siempre es juguetón, Henry y hay que dejarlo. un abrazo.
Eliminar"Lo bueno de esto es que
ResponderEliminarCada segundo estoy más cerca del otro día
En el que quizás amanezca clara,
alejada de lo oscuro, cercana a la luz."
Gracias Faustino por pasar...
EliminarAna, la verdad es que sí, me alegra volver a ver este blog con su debida compostura.
ResponderEliminarRegresó¡¡¡¡ hace varias entradas que no lo veía por aquí, seguro que estaba, en descompostura. Un abrazo
EliminarHola Ana!!
ResponderEliminarComo siempre me gustó mucho como escribís, y por supuesto, de la misma manera te agradezco que lo compartás conmigo.
Sabés, me recordaste una pequeña historia... la cual aprovecho y gustosamente comparto con vos...
"Un día un maestro iba atravesando el bosque en compañía de su discípulo. Era un caluroso día de verano y tenía mucha sed. Entonces le dijo a su discípulo: “Vuele, hace cinco o seis kilómetros hemos pasado un pequeño arroyo. Toma mi cuenco y tráeme un poco de agua. Me siento muy sediento y cansado”.
El discípulo volvió, pero cuando llegó al arroyo habían pasado por allí varias carretas tiradas por bueyes y lo habían convertido en un lodazal. Las hojas muertas que estaban en el lecho del arroyo habían salido a la superficie; ya no se podía beber aquella agua, estaba muy sucia. Volvió a su maestro con las manos vacías, y dijo: “Tendrás que esperar un poco. Iré hacia delante. He oído que tres o cuatro kilómetros más adelante hay un gran río. Te traeré agua de ahí”.
Pero el maestro insistió: “Vuelve atrás y tráeme agua del arroyo”.
El discípulo no podía entender la insistencia, pero, si el maestro dice algo, el discípulo tiene que hacerle caso. Aun viendo que aquel movimiento era absurdo. Tendrá que caminar varios kilómetros sabiendo que aquel agua no vale nada.
Cuando se pone en marcha, el maestro le dice: “Y si el agua está sucia, no vuelvas inmediatamente. Si está sucia, siéntate en la orilla, en silencio. No hagas nada, no entres en el arroyo. Siéntate en silencio en la orilla y observa. Antes o después el agua volverá a bajar clara, entonces llena el cuenco y regresa.
El discípulo va para allá. El maestro tenía razón: el agua está casi del todo clara, las hojas se han ido, el polvo se ha asentado. Pero aún no está completamente limpia, de modo que el discípulo se sienta en la orilla, observando el flujo del río. Poco a poco, se vuelve claro como el cristal. Entonces vuelve bailando; comprende por qué su maestro había insistido tanto. Aquella situación tenía cierto mensaje para él y él había entendido el mensaje. Entrega el agua a su maestro, le toca los pies y le da las gracias.
El maestro dice: “¿Qué haces? Yo debería darte las gracias a ti por haberme traído el agua.
“Ahora entiendo” dice el discípulo. “Antes estaba molesto; no lo demostré, aunque estaba enfadado porque me parecía absurdo volver atrás. Pero ahora entiendo el mensaje. Esto es lo que necesitaba en ese momento. Con mi mente ocurre lo mismo; mientras estaba sentado a la orilla del pequeño arroyo me he dado cuenta que con mi mente ocurre lo mismo. Si salto a la corriente, volveré a ensuciarla. Si salto dentro de la mente, genero más ruido, empiezan a surgir más problemas. He aprendido la técnica sentado a la orilla del arroyo.
Ahora también me sentaré a la orilla de mi mente, observándola con toda su suciedad y sus problemas, sus viejas hojas, sus dolores, heridas, recuerdos, deseos… Despreocupado, me sentaré en la orilla y esperaré hasta el momento en que todo se aclare”.
(...y me gustó mucho la foto)
Me encanó Gonzalo, muchísimas gracias ¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarAnita no sabes lo agradecida que me compartieras el tesoro que, nos da el dueño de nuestras vidas. Haces que viva la fantasia de entrar y explorar la naturaleza y sentirme en paz con Dios, GRACIAS----- EL SENTIR DE ANA- --- gran inspiración que habla y sale del corazón, te felicito, eres una mujer realizada y con muchos deseos de superación----- Anita. quienes son las personas que participan en este sitio fundado por ti?---- Que Dios te bendiga y GRACIAS por tu detalle
ResponderEliminarViria, gracias a vos por pasar y dejarme tus bellas palabras. Y todos ustedes son los que llenan mis escritos de vida, todo el que desee puede entrar y dejar su sentir. Un abrazo fuerte.
EliminarGracias Anita. Siempre tan profundo lo que dices. Puedo relaciones bien con tu sentir. Pones en palabras lo que en silencio callo. Besos
ResponderEliminarHola Verita, gracias a vos por pasar, un fuerte abrazo,
ResponderEliminarExcelente A na! Y muy linda foto
ResponderEliminarGracias Lore¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarHola Ana, He visto tus poemas, son lindos y gustan bastante. Aunque no puedo evitar pensar que son nostálgicos. Evidentemente poseen mucho sentimiento, eso les da un valor singular. En el caso de Poemas viejos... Y yo te creí... puedo notar una mezcla de nostalgia, dolor y también de reclamo a quien no correspondió tu sincero amor. Sensaciones vigentes más allá del tiempo y las circunstancias. Difícil entender como alguien pudo dejarla ir, a pesar de no conocernos en persona pienso que es una mujer especial y con mucha sensibilidad. Muy entregada e intensa.
ResponderEliminarDel poema Voy a dejar que pase el día y la noche… Pienso que es una metáfora sobre el pasado y el futuro. La noche evoca todo aquello que sucedió, no siempre bueno, con personajes y situaciones diversas a lo largo del camino de la vida. La luz del día, el amanecer bien puede representar la esperanza, la expectativa de acontecimientos. Luz y oscuridad. Acá noto el deseo de un nuevo día, de una nueva historia. Atrás queda la angustia, la tribulación pasada. Amanecer.
Gracias por compartir estos versos conmigo. Saludos.
Gracias a ud, Alvaro, por sus palabras, por sus lecturas, gracias. Un abrazo
EliminarAna: ¿cómo hace usted para mantener esete blog si siempre anda caminando por ahí, por todo lado? "Anda caminando", me gusta esa expresión, aunque parezca tautológica.
ResponderEliminarCorrijo: "este", no "esete".
EliminarHe aprendido de usted, DW.
EliminarDos cosas os digo luego de saludarte Anita
ResponderEliminar1- que tú no has vuelto a escribir y está mal
2- que no has vuelto a vistarme tú ni nadie y me pongo triste
Te saludo.