Un día de estos tuve
la grata oportunidad de ver la película de 1963 “El verdugo”, excelente tragicomedia hispano-italiana dirigida
magistralmente por Luis García Berlanga. Este tipo de cine es, simplemente, imposible
verlo en las carteleras comerciales de nuestro país por lo que pienso que fui
muy afortunada.
Pero bueno, esto no me ha motivado a escribir
estas cuatro palabras sino más bien un evento que, en la película, se asume del
conocimiento de todos los presentes y es, precisamente, el medio por el cual el
verdugo lleva a cabo "su trabajo"; el de quitar la vida al sentenciado a través
del “Garrote”, sí, ¡Garrote! y al parecer,
con acepciones muy diferentes entre mi persona y lo que realmente significaba.
MI VISIÓN ( ¡OH POBRE DE MÍ!)
Yo pensé,
ingenuamente y acogiéndome a mis reducidos conocimientos sobre los métodos para
acabar con el sentenciado, que ese dichoso garrote era parecido a los que usaban
en mi barrio para “garrotear” a algún majadero e insolente que se lo mereciera.
O sea, un palo grueso y de mediano tamaño con el cual aporreaban al merecedor
del castigo.
Algo parecido a este. |
De primera entrada me pareció muy violento pues
asumí que el “golpe” se lo debían dar en la cabeza para eliminarlo de una sola
vez, pues hacerlo de fuertes golpes en
todo el cuerpo se me hizo poco eficaz (así viajaba mi imaginación durante la proyección
del filme) y además, ese golpe debía ser
fuerte y contundente
para que el
sujeto no sufriera mucho y por supuesto, con su respectivo derramamiento de sangre y ahí, específicamente,
fue que estuvo mi confusión pues el verdugo de la película salió del recinto de
muerte totalmente limpio,
además de ser de
baja estatura y “de cierta edad”
como para tener la fuerza suficiente para
cegar la vida al condenado de un solo “garrotazo”. Pueden visualizar mi extrañeza e ingenuidad.
Todavía más confundida quedé cuando el susodicho verdugo sacó, en una de las
escenas, unos aparatos metálicos que, se suponía, eran sus instrumentos de “trabajo”.
Y el garrote ¿dónde estaba? me pregunté en el acto.
Todo esto y por una larga conversación con mi querido amigo Orlando, con quien fui a ver la película, hizo
que me entrara la curiosidad de investigar sobre la "Pena de Muerte por Garrote" y sobre la "Pena de Muerte en mi país", Costa Rica.
"Así de extraños son los caminos del señor",
habría dicho mi abuelita con sus ojos pícaros.
EL GARROTE ( y aquí vino mi asombro)
Empecemos
por lo más técnico. El mecanismo del “Garrote” consistía en un collar de hierro atravesado
por un tornillo acabado en una bola que, al girarlo, causaba a la víctima la
rotura del cuello. Ni en mis más
perversos sueños me hubiera imaginado esto.
Si
la lesión producida aplasta el bulbo
raquídeo
se
produce un coma cerebral y la muerte es
instantánea.
Pero esto depende en gran medida de la “fuerza física
del verdugo” (y el de mi película no daba con el “casting”), además de
la resistencia del cuello del condenado. Como ya irán imaginando, esto no
sucedía, en muchas ocasiones, precisamente así, sino que la muerte sucedía después
de múltiples sufrimientos.
Como ejemplo, en España, “el informe médico de la ejecución del famoso José María Jarabo en
1959 decía que la muerte no se había producido de forma instantánea, sino con
«excesiva lentitud»; el fallecimiento se demoró veinticinco minutos, después de
una verdadera tortura. Jarabo tenía un cuello poderoso y su verdugo, Antonio López Sierra, era
bastante débil físicamente”.
Lo relacionan con el verdugo de la película. Yo sí.
Otros
dato importante que encontré era que el garrote no era nuevo como instrumento de
ejecución, ya se usaba en la República
Romana. También fue
empleado durante la conquista española de América, particularmente
en la ejecución del último
emperador inca Atahualpa en la ciudad
de Cajamarca, en el año de 1533.
Imagínense
que el garrote fue instituido porque el
ahorcamiento se consideraba excesivamente cruel, ya que el lapso hasta la
muerte era mucho más largo. Irónico, ¡no!
Su uso se
generalizó a lo largo del siglo XIX, favorecido por la simplicidad de su
fabricación, que estaba al alcance de cualquier herrero. ¡Muy conveniente¡
COSTA RICA.
La tradición de la pena de
muerte en Costa Rica se abolió hace ya muchísimos años, siendo Costa Rica el cuarto
Estado en hacerlo a nivel mundial,
cuando Tomás Guardia, por medio del artículo
1° de la Ley de Garantías de 1877 (Decreto XLII del 17 de octubre de 1877)
estableció
que
“La
vida de los habitantes de Costa Rica es inviolable”.
A pesar de lo
anterior, no fue sino hasta el 26 de abril de 1882, por medio del Decreto
Ejecutivo número VII del señor Tomás Guardia, que se modifica el artículo 45 y
se eliminó el 46 de la Constitución de 1871 (antes de ponerla de nuevo en
vigencia) y se abolió por completo la aplicación de dicha sanción, momento
cuando se empezó a considerar al señor Tomás Guardia como el protagonista del
abolicionismo costarricense.
En 1882, don Tomás adoptó algunas modificaciones,
quedando de la siguiente manera:
"La vida humana es inviolable en Costa Rica" (Decreto Ejecutivo
que adopta la Constitución Política de 1871 con algunas modificaciones)
Con dicho texto
quedó abolida la pena capital en nuestro ordenamiento jurídico, y a partir de
ese momento Costa Rica ha tenido una larga trayectoria como defensor y propulsor
de los derechos humanos.
El mismo texto
forma parte de la Constitución Política de 7 de noviembre de 1949,
correspondiente al artículo 21 el cual se lee:
"La vida humana es inviolable"
Cuenta
la historia que en realidad fue su esposa, María
Emilia Solórzano, quien le pidió a Don Tomás que aboliera la pena de muerte
y esté, cariñosamente, el día de aniversario de la pareja decidió darle como
regalo el decreto que señalaba que en Costa Rica se prohibía la pena capital. Este
fue uno de los últimos gestos de amor hacia ella ya que dos semanas más tardes,
don Tomás falleció.
También es importante resaltar que La Asamblea Legislativa de Costa Rica la declaró Benemérita de la Patria el 10 de
abril de 1972, por atribuírsele
influencia sobre su esposo para la abolición de la pena de muerte en Costa
Rica.
Fue la primera mujer a la que se
otorgó esa distinción.
Estudiando un poco también me enteré que son únicamente 3 las
Constituciones Políticas de Costa Rica que no han contemplado la pena de muerte
dentro de su articulado, la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica de
1825 y las de 1917 y 1949, la cual rige en la actualidad.
PENA DE MUERTE EN
COSTA RICA
Nuestra historia jurídica
dice que el 7 de diciembre de 1871 se
instituye en nuestra Constitución Política la Pena de Muerte la cual en su
artículo 45 la establecía en los siguientes casos:
1- En el delito de homicidio premeditado y seguro, o premeditado y
alevoso.
2.- En los delitos de alta traición
3.- En los de piratería.
En Costa Rica, la última ejecución se dio en 1859. Ya han pasado muchos años ¿Verdad?
Esto me pareció importante
también. Paola Patricia Porras Pastrán, en
su Maestría Profesional en Derechos Humanos, “La figura de la pena de muerte en
la sociedad y el derecho internacional” nos relata que:
“Puede afirmarse que la pena de muerte es tan antigua como la historia
de la humanidad y se ha presentado en todas las culturas…siendo común a todas,
el delito de homicidio. No obstante, es durante el siglo XVIII antes de Cristo
que se indicó por primera vez en un instrumento con carácter legal la pena
capital, este documento es el Código de Hammurabi, el cual data aproximadamente
del año 1760 antes de Cristo y consiste en uno de los conjuntos de leyes más
antiguos que han sido encontrados. Este texto estableció este tipo de pena para
aproximadamente 25 crímenes diferentes, y el cual es responsable de la popular
frase “ojo por ojo y diente por diente”, conocida como la Ley del Talión.”
En el Continente Americano,
se tiene conocimiento que ésta se aplicaba en la cultura maya por el delito de traición a la patria.
El sistema penal heredado de la Colonia se caracterizaba por
ejercer penas corporales (muerte, azotes, picota, etc.), infamantes (exhibición
de cadáveres, desnudez, corte de cabello para los aborígenes), segregaciones
(destierro, confinamiento) y servidumbre, todas con fines moralistas y atemorizadores
se mantuvieron vigentes hasta 1835, ya que es a partir de este momento cuando
se inicia una regulación en materia penal y penitenciaria por medio de Decretos
Ejecutivos emitidos por Asambleas Nacionales.
Bueno, estos son solamente poquitos datos sobre la película, las dudas que me generó, mi desconocimiento sobre
algunas pocas facetas de la pena de muerte en otras partes del mundo y sobre mi país. No creo que sean solo mías,
y tal vez esta pequeña pincelada le ayude a otros a conocer más sobre las diferentes caras de la Pena Capital.
…así funciona la mente, una película, como en
este caso, puede generarnos miles de preguntas, está en nosotros evacuarlas y es de esta manera que nuestro conocimiento se
expande.
¡Vivan las dudas y los cuestionamientos!
¡Saludos!
Ana Álvarez Rojas
29-4-2019
Bastante ilustrativo. Me recordó el poema de Valle Inclán, titulado El garrote vil. En cuanto a la pena de muerte, valga su análisis para reflexionar sobre la forma en que hoy se interpreta el artículo constitucional de que la vida humana es inviolable
ResponderEliminar"...El reo espera en capilla,
Eliminarreza un clérigo en latín,
llora una vela amarilla,
y el sentenciado da fin
a la amarilla tortilla
de yerbas. Fue a la capilla
la cena del cafetín...."".
Gracias Lorena por recordármelo también. Saludos.
Lindisimo prima y qué horror lo que hacían antes !!
ResponderEliminarHola Ileana, antes y ahora en algunos países. Cada época ha tenido sus hombres creativos cuando de matar y torturar se trata. Gracias por pasar.
EliminarMuy interesante, muchas gracias.
ResponderEliminarGracias A usted Franco.
EliminarMuy interesante. Aporta datos muy curiosos que desconocía hasta el momento.
ResponderEliminarGracias Silvia por pasar.
EliminarMuchas gracias por compartir tu sentir y la investigación relacionada.
ResponderEliminarLorena, tanto tiempo, gracias por tu visita.
EliminarMe encantó este artículo sobre la pena de muerte y el escalofriante "garrote". La abolición de la pena de muerte en CR, Tomás Guardia y la influencia de su esposa para lograr la abolición. Ese vil garrote pretendió causar menos suplicio a los condenados a la pena de muerte que en la horca y terminó siendo un instrumento de tortura más cruel que morir ahorcado. La abolición de la pena de muerte en Costa Rica nos da un sitio de honor en el mundo. Un relato muy entretenido y con fundamento. Gracias por compartirlo. Saludos Anita.
ResponderEliminarGracias Pablo por tus apreciaciones. Saludos.
EliminarAna gracias por compartir tu escrito, comentario o pincelada como tu dices. Me encanta como escribes y la información que brindas me motiva a conocer más. Mil gracias
ResponderEliminarQue bueno que te gusta y ojalá sigás visitándome con estas pequeñas pinceladas. Gracias Gloria.
EliminarMuy interesante Anita. Hace un tiempo, en uno de esos grupos de fotos antiguas de Facebook, alguien publicó una reseña de la vida de María Emilia Solórzano. Según esa nota, la aversión que tenía Solórzano a la pena de muerte le venía porque un familiar cercano ( un hermano, creo recordar) había sido fusilado, en los turbulentos primero años de la República.
ResponderEliminarHola Arles, sí, yo también vi esa reseña. Importante conocer nuestra historia que tan mal se enseña en nuestras escuelas; mal por que a veces no dan toda la información, y mal porque se omiten datos muy importantes. Saludos
EliminarEspeluznantes realidades, Anita y muy bien documentadas
ResponderEliminarAsí es Sandra, espeluznante..Saludos
EliminarGracias Anita, aprendí mucho de tu artículo!!
ResponderEliminarViniendo de Vos es un gran cumplido, sé que sos una mujer muy estudiosa. Muchas gracias Lucrecia por pasar.
EliminarBuenos días, Anita; gracias por la info, muy interesante. Besos.
ResponderEliminarGracias a vos Remberto, un abrazo.
EliminarMe gustó mucho el comentario, saludos
ResponderEliminarGracias Jorge. Saludos a tu familia.
EliminarBerlanga
ResponderEliminar¡Que horror! Por la cantidad de formas legales que se inventaron los Estados, desde aquella de la crucifixión de los romanos, pasando por la lapidación de los árabes, hasta esta del garrote.
En “El verdugo” nos cuenta el gran director Garcia Berlanga las miserias del hambre de aquella España oscura de la posguerra. Pepe Isbert interpreta genialmente la pobreza de un hombre de buen corazón que pretende traspasar el oficio de ejecutor a su yerno con hijo, para que pueda tener una nomina y dar de comer a su familia. ¡Que horror!
Ver también de Garcia Berlanga “La vaquilla” sobre la guerra civil española, para morirse de risa.
O de Pepe Isbert: “Bienvenido Mr. Mashall” o “El cochecito”. ¡Geniales!
Esas películas que mencionás son maravillosas, ya vi La vaquilla, genial y tal vez tenga la oportunidad en estos días de ver Bienvenido Mr. Marshall, ojalá se me haga, Un abrazo José María.
EliminarJose Mª Moreno
ResponderEliminarHola Ana! Una completa reseña con la consecuente investigación histórica ...terrible éste y otros instrumentos de tortura...el otro día estuve en el Museo Nacional. (confieso que tenía años de no ir) y tienen una exhibición de historia patria, y entre los artículos está un cepo..el terrible cepo! Que horror!!! De nuevo gracias por compartir! Un abrazo.
ResponderEliminarSabés que desde hace un tiempo estoy por ir también y no se me ha hecho. Lo programo ya. Saludos Bernal.
EliminarExcelente reseña e investigación Ana! Saludos!
ResponderEliminarGracias mil.
EliminarSoy el Orlando mencionado en el comentario. Copio:
ResponderEliminar"Imagínense que el garrote fue instituido porque el ahorcamiento se consideraba excesivamente cruel, ya que el lapso hasta la muerte era mucho más largo. Irónico, ¿no?"
No soy experto en procedimientos mortales ni sé de detalles sobre las distintas técnicas de horca que existen y menos sobre su comparación con la muerte por garrote vil que es como se llama técnicamente. Pero si los expertos técnicos que conocen todos los detalles instituyeron el garrote en vez de la horca porque mataba más rápidamente y por consiguiente reducía también el dolor no es a mi juicio algo irónico sino lógico. He conversado en mi vida con criminólogos expertos en el tema y sostienen el mismo argumento que los demás expertos. Este comentario no tiene nada que ver con el tema de si debe existir o no la pena de muerte ni con el tema de la pena que correspondería contra asesinos despiadados o genocidas como Adolf Eichman uno de los artífices del Holocausto y carnicero de Auschwitz-Birkenau, que fue ahorcado por un tribunal en la prisión de Ramala.
Sobre el mismo tema de métodos de ejecución, en toda la historia que conocemos se ha dado la decapitación por espada o hacha en todos los sitios del mundo y nunca se había pronunciado nadie al respecto aunque a menudo fallaba el primer tajo por mala puntería y cosas por el estilo que producían un horrendo espectáculo del que disfrutaban las turbas que asistían a las ejecuciones públicas hasta que se inventó la guillotina (invento del cirujano Guillotin) precisamente para acabar con los errores de puntería y causar una muerte rápida desde el primer tajo; pero ahí fue que se estigmatizó la guillotina como si la gente estuviera decepcionada de que la privaran del espectáculo anterior. Luego, congruente con mi primer comentario, el invento de la guillotina para reemplazar el hacha y la espada fue en mi opinión algo lógico y en este caso particular lo que me parece irónico es que la gente considerara horrible y sanguinaria la guillotina (sobre todo por motivos políticos y durante la Revolución Francesa) y muy bien el horror de lo anterior.
Insto a que investiguen estos temas desde un punto de vista científico, médico, no moral, en cuanto a la agonía del condenado e históricamente en cuanto a los distintos métodos de ejecución de la Santa Inquisición (que por cierto no empezó en España ni era exclusiva a España) o los de otras etnias y culturas de manera comparativa con métodos como la horca moderna, la inyección letal, etc., dado que son realidades mundiales sobre las que no podemos actuar, pudiendo sólo esperar que se ocasione el menor dolor posible al condenado y la muerte más expedita.
Advierto a cualquier seguidor que este es un comentario excepcional de mi parte para el blog porque es el de Ana pero que no estoy ni en redes sociales ni en páginas de opinión y no seguiré el hilo debido a la carencia crítica de tiempo de la que sufro por mis múltiples necesidades. Gracias por leerme. Orlando.
Hola Orlando "El mencionado", Gracias por tu comentario, de verdad que esa conversación con vos me hizo cuestionarme muchas cosas y darme cuenta de lo poco que conozco de muchos temas. Gracias, sos mi buen y querido amigo "O".
EliminarMuchas gracias Ana por compartirlo, muy interesante y aprendí mucho. Me encanta como usted escribe. Un abrazo!!!
ResponderEliminarGraciasssss. Saludos igual.
EliminarMe encantó.....voy a buscar la película.
ResponderEliminarOjalá podás verla, vale muchísimo la pena. Nos vemos en el camino y ojalá sea pronto. La montañas y los ríos nos esperan. Un abrazote para vos.
EliminarMuy buena investigación! Esa forma de muerte era terrible en Costa Rica afortunadamente en 1859 fue la última ejecución, 160 años! muy bien que dicha que sea así. Gracias por este viaje histórico te mando un gran saludo como siempre!
ResponderEliminarFabian, gracias por pasar, y por disfrutar de mis escritos. Un abrazo.
EliminarMuy interesante, datos que no conocía. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias None. Vos siempre ahí. Gracias
ResponderEliminarExcelente descripción. Cualquier forma de muerte premeditada es dolorosa. Que bien me hace sentir que nuestro país haya abolido la pena de muerte.
ResponderEliminarExacto LIgia, saludos.
ResponderEliminarNo vi la película, ni pienso verla, ya que mi nivel de adrenalina no me lo permite.
ResponderEliminarTraduje un artículo para una amiga brasileña acerca de métodos de tortura empleados en Brasil para con esclavos negros. ¡Algo espantoso! "O parafuso" o garrote se sumaba a máscaras y piezas bucales que no les permitían comer ni beber...para que trabajaran sin perder el tiempo... ¡Horrible!
Hubo esclavas que andaban con el collar puesto, listo para ser castigadas con “una vuelta” para que no pudieran respirar. Tenían que VIVIR y trabajar con el collar y el tapabocas puesto… Imagínense ver violadas mientras les controlaban de semejante manera. En muchos casos, no les quitaban los mplementos de tortura, porque sabían que se suicidarían en cuanto tuvieran libertad de hacerlo.
Muy buen trabajo de investigación, Anita!
Silvia, qué espanto eso que nos contás, parece un sueño macabro. La maldad del hombre no tiene límites. Te agradezco mucho tu apote. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias estimada Ana por este valioso artículo. Lo he disfrutado mucho así como fue una gran experiencia el cineforo de este estupendo filme. Confieso que si bien conocía el tipo de muerte con collar al cuello, no recordaba que se llamaba el garrote y yo, antes de verla y leyendo sobre la peli, me imaginaba lo mismo que vos, casi que puedo suscribir cada una de tus emociones y reacciones al respecto. Por dicha lo aclaré antes de hacer el cineforo, que si no digo una barrabasada... Por lo demás me ha gustado mucho tu texto porque brindas mucha información interesante y valiosa y tienes un modo de escribir, con fisga, que lo hace muy agradable; además de estar muy bien redactado. ¡Felicitaciones! Como muchos acontecimientos importantes, esa decisión de don Tomás Guardia parece que tuvo un origen ajeno a los movimientos sociales. Compartimos el inmenso placer del cine y veo que también el gusto por la palabra escrita; conviene que nos aportes más textos atractivos y útiles como éste. Perdona que hasta ahora te comente, es que he estado muy ocupado -como siempre, para ser franco- y además se me atravesaron dos viajes, uno a Méjico y otro a Los Ángeles, y el Festival de la Diversidad y hasta mi cumpleaños. ¡Saludos cordiales! Nos vemos en el Cine Magaly.
ResponderEliminarEl comentario de arriba, bajo el nombre de Unknown (25 de mayo de 2019, 11:26) es de Gabriel González Vega, aunque a esta cosa se le ocurrió que era de un desconocido. Ayy, estas máquinas y sistemas...
EliminarEstimado Gabriel, Muchísimas gracias por su comentario, por haberse tomado los minutos necesarios para leer el texto y dejar tan gentiles comentarios, un abrazo.
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