LAS CAVERNAS DE VENADO
Esta vez me tocó y pude cumplir con un sueño gestado hace ya más de 30 años. Por esas fechas, conocí en la universidad a un amigo que había quedado maravillado con unas cavernas que estaban cerca de La Fortuna de San Carlos.
Las “Cuevas”, como las llamaba, eran amplias, con estalactitas y estalagmitas por todas partes. Con una corriente de agua constante, clara y fría que corría por un cauce pedregoso. Una cascada en lo profundo y la magia saliendo por todas las paredes.
En esos días yo no paraba de preguntarle, cada vez que tenía la oportunidad, sobre aquella experiencia que me parecía alucinante, como salida de un capítulo de “Perdidos en el espacio”. Tenía que asociarla con algo para poder lograr imaginarlas y esa era, en aquel momento, una de mis series favoritas de televisión.
Les cuento que junto a su relato me asaltaban, de vez en cuando, ahogos y escalofríos, pues siempre he tenido la sensación de que debo tener algún grado de claustrofobia. Me pasa en lugares cerrados, (pero no en todos y no en todos los momentos), aún con solo el hecho de imaginarme en una situación de encierro. Debe ser como una “falsa claustrofobia” o una “claustrofobia selectiva” porque si no, sería en todas las ocasiones que me asaltarían esos episodios y no es así. Cosa rara, pero bueno,
de que me da, me da.
Su relato siempre empezaba contándome sobre la oscuridad total de la cueva, los murciélagos, uno que otro vampiro y sobre las formaciones rocosas con figuras fantasmagóricas. El interés que generaba en mí era fortísimo. El imaginarme metida en una cavidad oscura, subterránea, llena de animales extraños y con un río que corría a lo largo de ella, me provocaba una gran emoción. Había un solo obstáculo,
¿Cómo llegar a ellas?
Me pareció un elefante. |
Mi amigo tuvo la oportunidad de ir con un grupo de estudiantes de su universidad, y yo, ¿cómo le haría para conocerlas? En ese tiempo no era tan fácil hacer este tipo de giras como lo es en estos días. Tuvieron que pasar muchos años para tener esta oportunidad, y por supuesto, no la desprecié; ahora al fin pude cumplir mi deseo de adentrarme en el oscuro y tenebroso corazón de
Las Cavernas de Venado.
Me fui con un grupo de “biocaminantes”, con mi querida Agnes como guía y otros aventureros de las bellezas de esta tierra tan querida para todos nosotros.
Había que cumplir con ese sueño por tantos años postergado. La verdad es que, al final de la gira, regresé a mi casa con unas ganas inmensas de volver, de tomar más fotos, fotos de mejor calidad, darme el tiempo para hacerlas bien, con calma. Esta vez había tanto por descubrir, tanto que aprender que mi atención estaba dispersa.
Las cavernas tienen para enseñarnos cosas diferentes
cada vez que las visitamos,
de eso estoy segura.
Y me asaltaron las preguntas, por supuesto. Es que algo como esas cuevas lo dejan a una con un millón de incógnitas, como la evidencia de un sistema educativo que no valora la necesidad de que sus niños conozcan, a fondo, el país en que viven. ¡Qué fallo!, pensé.
Bueno y ¿por qué están ahí?, ¿cómo se formaron?
Las Cavernas de Venado son viejas, tienen entre 15 y 20 millones de años y se formaron durante el período Mioceno, que es la cuarta época geológica de la Era Cenozoica (una Era que comenzó hace 65 millones de años y que, por la cantidad de información que manejan los paleontólogos, han tenido que dividirla en épocas). En esa época hubo mucha actividad geológica. Los continentes siguieron moviéndose hacia lo que hoy conocemos. La actividad orogénica (del griego oros=montaña y génesis = creación u origen) fue bastante activa formándose muchas de las cordilleras que hoy conocemos.
También se empezaron a formar cavernas, como las de Venado.
Es un proceso larguísimo que puede durar millones de años.
Foto: Agnes Asc |
El proceso empieza con la disolución de la roca caliza por parte del agua ligeramente ácida.
El agua filtrada por las fracturas está cargada de CO2 y el pH ácido que adquiere va disolviendo la roca lentamente.
Son cavidades naturales del terreno causadas por algún tipo de erosión de corrientes de agua, hielo o lava, o la combinación de algunos de estos factores. Las cuevas son formadas por procesos de espeleogénesis (a quienes estudian las cavernas se les conoce como espeleólogos), lo que involucra actividad, química, geológica, fuerzas tectónicas e influencias atmosférica.
Así también se forman las estalactitas (las columnas que cuelgan del techo de la cueva) y las estalagmitas (salen del suelo hacia arriba).
Ellas están íntimamente relacionadas porque al filtrarse por el techo una gota de agua cargada de un mineral blanco llamado calcita y evaporarse el agua, ese material se va acumulando y forma la estalactita, y al caer esta gota al suelo también se acumula el mineral y va creciendo hacia arriba formando la estalagmita.
Este proceso es tan lento que estas formaciones pueden crecer unos
0.5 cm. por siglo.
Llegar a las Cavernas de Venado es sencillo, están a tres kilómetros al Este del pueblo de Venado, como a unos 45 minutos de La Fortuna de San Carlos, provincia de Alajuela. Del punto de encuentro, hay que caminar unos 300 metros hasta encontrarnos con un pequeño riachuelo donde está la entrada principal. Una boca oscura y amplia.
A partir de ese punto, la oscuridad es completa: como quien dice, antes de ahí, la luz; después, las tinieblas. Iniciamos el ingreso con nuestro guía, Henry, quien nos acompañó e instruyó todo el trayecto.
Hay muchas cosas que conocer y él nos permitió aprender muchas de ellas, como la extensa población de murciélagos que vive allí y una pequeña comunidad de vampiros, ranitas, sapos y arañas.
Foto: Agnes Asc |
Conocimos un hoyo al que llaman “El parto” por el que teníamos que pasar acostados y de lado, que daba a una pequeña cámara cuya pared tuvimos que escalar para llegar a otra, más arriba y del mismo tamaño.
Llegamos al “Altar”, una formación de roca caliza, blanca, muy húmeda y con pequeñas cavidades llenas de agua que está a 45 metros bajo tierra. Parecía un templo de sal.
La Papaya es icónica, y de aproximadamente 2 metros de altura. He encontrado notas que dicen que es una estalagmita y, otras, una columna de roca. No sé en realidad, pero de ser una estalagmita: ¿cuánto habrá durado en formarse?
Siguiendo los oscuros pasadizos, nos encontramos, en aquellas
profundidades,
una cascada de agua
fresquísima. Les juro que esto generó
una emoción y una paz
pocas veces vivida.
Foto: Agnes Asc |
También pasamos por canales muy bajos y llenos, hasta la mitad de la cavidad, de agua
corriente con un piso de lodo por los que debíamos gatear para avanzar
hacia otra cámara mayor
Si es por contar, hay miles de cosas que describir.
Solo puedo decir que la experiencia es inigualable. He estado en otras cavernas, como la de Olla Quemada en Piedras Blancas de Pérez Zeledón, y las de Barra Honda, cerca de Nicoya. Pero siendo sincera, mis preferidas, ahora, son las bellísimas Cavernas de Venado.
Si pueden, vayan; son las cosas que tiene nuestro país que todos debemos conocer y visitar aunque sea
una vez en la vida.
Tengo muchísimas fotos más y me costó mucho decidir cuáles poner. Espero que las disfruten, como yo cada vez que las veo.
Gracias por llegar hasta aquí acompañándome en mi relato. Hasta la próxima.
Ana Álvarez Rojas
Julio 2019
Que belleza Anita, te leí y me fui imaginando esas cavernas, que bueno que pudiste cumplir ese sueño.
ResponderEliminarHola Ligia, sí, fue una gran suerte. Saludos
EliminarAnita, muy interesante tu relato. Gracias por describirlas tan bien. Había oído hablar de ellas, pero con tu narración me las imagino mejor.
ResponderEliminarEn vivo son maravillosas, gracias María Eugenia por pasar.
EliminarAna qué maravilla de lugar . Que fotos más hermosas. Te felicito por la valentía. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarNo te lo podés imaginar, Gretty, son bellísimas. Saludos.
Eliminar¡Buenísimo!
ResponderEliminarGracias Olman.
EliminarExcelente relato Ana y las fotos muy bonitas, definitivamente, como dices, he ido varias veces y en cada una se descubren cosas nuevas, quise escribir pero no pude, saludos.
ResponderEliminarAsí es, por eso debo volver.
EliminarMuy bueno.
ResponderEliminarGracias Merce.
EliminarQué lindo, gracias por compartir.
ResponderEliminarCon gusto y gracias por pasar.
EliminarMe trae recuerdos, un estudiante nuestro recogió un hongo y tuvo que ir al hospital para que lo atendiera un especialista. Hay que cambiarse toda la ropa, bañarse muy bien y ponerse algún antiséptico en gel, sobre todo en las partes expuestas.
ResponderEliminarQue interesante tu relato, y sí, hay que tener mucho cuidado. El baño es fundamental.
EliminarHermoso relato, lo viví intensamente.
ResponderEliminarGracias Pablo.
EliminarMuy bien escrito Ana. Hasta que me dan ganas de ir.
ResponderEliminarPues vaya, no se lo pierda. Saludos Eli.
EliminarQué dichosa, you soy pendeja para esas cosas.
ResponderEliminarVieras que estando allá, todo se ve mejor de como lo pintamos. Vaya.
EliminarMuy interesante su artículo, debe ser impresionante ver las cavernas por dentro.
ResponderEliminarSin paralelo.
Eliminar¡Qué interesante esto de las cavernas!. Mi cuerpo, no me espírito, están preparados para esta oscuridad bajo tierra...Me perdería. En cambio, los festejos de Rey Curré y sus diablitos ejercen una fascinación sobre mi ser. Es más, me gustaría estar en enero en medio de los dableros y las toro ligero.
ResponderEliminarPues sí, la experiencia de Rey Curré es es de las cosas que tiene este país que no debemos perder. SAludos Luisa.
EliminarQué campeona, es una belleza por supuesto, pero qué nervios, los míos estarían de punta. No puedo creer que lo murciélagos volaban por todo lado, que artista. . Qué belleza, la felicito por la valentía y la fortaleza. Gracias por escribirlo.
ResponderEliminarES toda una experiencia. Gracias Margarita por pasar.
EliminarAna, la felicito, qué nota más interesante e inspiradora. Le dan ganas a uno de visitar este tesoro natural. Una experiencia única.
ResponderEliminarNo puedo decirle más que ¡vaya!, no se las pierda.
EliminarDebe ser muy agradable.
ResponderEliminarAgradable y húmedo Victoria, claro, además de oscuro. Saludos.
EliminarYo la visité hace varios años con la familia, hicimos todo el recorrido.
ResponderEliminarQue bueno que pudiste tener esta experiencia.
EliminarExcelente relato, la felicito.
ResponderEliminarAnita, ¡Qué hermosa aventura! simplemente me transportaste a esas cavernas, qué maravilla de la naturaleza. Gracias por compartirla conmigo, sigue tus aventuras y cuéntanos cada vez que lo hagas.
ResponderEliminarQue lindo lo decís Rocío...seguiré caminando. de eso tenés que estar segura. Un abrazo.
EliminarComo siempre, profunda. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias a vos y a tus bellas e interesantes caminatas. Con vos inicié esta sensación de poder vivir sin la montaña. Un abrazo
EliminarUn honor ser parte de tus aventuras, querida Anita.
ResponderEliminarMi bella Agnes. Te quiero mucho.
ResponderEliminarQué belleza! envidia de la buena Anita. Me alegro que hayas disfrutado tanto este paseo y gracias por compartirnos esta maravillosa experiencia
ResponderEliminarUyy¡!¡ noo, gracias a usted por pasar. De veras.
EliminarMuchas gracias por subir esta belleza de fotos y de descripciones. Será la única manera de que conozca esas cavernas, pues solo de verlas aquí, me falta el aire. Con usted hice el recorrido virtual, de nuevo gracias.
ResponderEliminarPues que dicha que pudo visitarlas a través de mis fotos. Son en verdad una maravilla. Gracias por pasar.
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarCasi que siento que te acompañe��
Qué bien que me pudo acompañar. Gracias por pasar Martha María
EliminarQué belleza de relato y fotos al ir leyéndolo más me emocionaba creo que ya fui con vos gracias por la enseñanza, preciosa ��������������
ResponderEliminarSilvia Gracias por pasar y me alegra mucho que le haya gustado el relato y las fotos, la próxima vez va conmigo. Un abrazo.
EliminarQue maravilla de experiencia. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarGracias a usted por pasar y dejar su sentir. Saludos.
ResponderEliminarLindo relato, y muy valiente. Mi marido me llevo hace ya algunos años. Pero no lo logré sólo llegué hasta un lugar llamado el baño. Y me devolví me dio pánico. Pero gracias a tus fotos pude ver más allá de esas cavernas. Gracias
ResponderEliminarGis qué experiencia y qué dicha que las visitaste conmigo ahora. Sí, a veces da pánico. Saludos.
ResponderEliminarMi sentir es que ya me antojé !! Gracias por compartir !!
ResponderEliminarPues debés ir. Saludos.
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